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CÓMO PASAR UN EXAMEN

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«En cuanto comenzaste a orar, Dios te respondió. Yo he venido para darte su respuesta, porque Dios te quiere mucho» (Daniel 9: 23).

Fueron aquellas plantas venenosas las que me salvaron. Aquella fatídica tarde yo estaba paseando tranquilamente por el monte cerca de nuestra casa mientras hablaba por teléfono con mi amiga Caitrin sobre el examen final de griego que tenía la semana siguiente. Caitrin me dijo que oraría para que yo pasara el examen, pero lo cierto es que llevaba años sin estudiar griego. Cuando colgamos el teléfono me senté a disfrutar del sol de la tarde y toqué con mis manos, sin darme cuenta, las hojas de las plantas que me rodeaban, mientras le pedía al Señor que por favor de algún modo me ayudara a pasar el examen.

Primero sentí como un sarpullido en la espalda cuando fui a casa de la tía Eleanor. Después, cuando salí para mi casa, ya se me había pasado el sarpullido a la barriga, a las piernas, a los pies... Estaba completamente recubierta de un picoso sarpullido y de manchas. Las manchas se transformaron en granos gigantes y me dieron una de las peores semanas de toda mi vida. Aparentemente soy alérgica a las hojas de aquellas plantas que toqué. Aquel sarpullido me duró más de una semana, en la que constantemente me echaba sobre el suelo de la cocina cubierta de crema. Me perdí el examen de griego, pero cuando los profesores supieron lo que me había pasado me permitieron hacerlo a la semana siguiente. Así que aproveché la semana para estudiar como una loca y de algún modo, no sé cómo pero milagrosamente, lo pasé.

Echando un vistazo atrás me doy cuenta de cómo Dios respondió mi oración en el mismo instante en que estaba orando y tocando las plantas. Aunque la respuesta fue un tanto incómoda, Dios proveyó un camino para que yo pudiera ganar una semana extra y estudiar. Sabemos que Dios responde nuestras oraciones en cuanto las elevamos a él porque así lo dijo el ángel a Daniel en el versículo de hoy. Daniel estaba orando para que su pueblo fuera liberado y el ángel le dijo que en cuanto había comenzado a orar, Dios le había enviado la respuesta. Dios no pierde tiempo. Recuérdalo hoy cuando hables con él o la próxima vez que estés esperando una respuesta suya. Nuestro Dios es un Dios de acción. Él actúa inmediatamente en nuestro favor tan pronto como se lo pedimos.

MH

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