Regresar

CUESTIONANDO LA AUTORIDAD

Play/Pause Stop
«Señor, ¿hasta cuándo gritaré pidiendo ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuándo clamaré a causa de la violencia sin que vengas a librarnos?» (Habacuc 1: 2).

Ahí estaba yo, de pie sobre un montón de virutas de madera, enojado como nunca antes en mi vida. Tenía solo una oportunidad más, porque estaba sujetando el último pedazo de madera. Estaba trabajando en un proyecto de carpintería con mi padre, un tablero de ajedrez, y él me mostró cómo darle forma a la madera para hacer que todos los cuadrados encajaran. Esto requería varios cortes diferentes con la cepilladora, pero a mí me parecía que todos aquellos pasos eran innecesarios. Entonces, cuando él me dejó solo, tomé un atajo que tenía sentido para mí en aquel momento. Inmediatamente me di cuenta de que mi atajo no servía: la última tabla que pasé por la cepilladora se rasgó en mis manos, llevando todos mis esfuerzos a un vergonzoso final.

A veces necesitamos confiar en personas que saben más que nosotros. El profeta Habacuc se destaca entre los profetas menores del Antiguo Testamento por ser el único que cuestiona abiertamente lo que Dios está haciendo. Esto fue solo unos pocos años antes de que los babilonios destruyeran Jerusalén, llevando a sus habitantes como esclavos a Babilonia. El primer capítulo muestra a Habacuc llorando y exigiendo una respuesta para lo que él considera un castigo desatinado de Dios. Él no niega que su pueblo merece el castigo, pero no entiende por qué Dios deja a los babilonios, esos crueles paganos, sin castigo. La respuesta de Dios es doble: no solamente castigará a los babilonios por sus pecados, sino que Habacuc tendrá que confiar en que él sabe qué es lo mejor. Irónicamente Habacuc toma el asunto con calma y escribe en 2: 4: «Los justos vivirán por su fidelidad a Dios». La última parte del libro, el capítulo 3, está escrito como una canción que resalta la decisión de Habacuc de confiar en los actos de Dios, aun cuando no los entienda.

En términos sencillos: confía en Dios aunque no entiendas todo lo que hace. No siempre obtenemos la respuesta que deseamos y francamente, no deberíamos suponer que todas las cosas malas que ocurren las manda Dios. Pero la esencia es que, pase lo que pase con nosotros, nuestras familias o nuestro país, debemos confiar en el Señor, como nos diría Habacuc, aun cuando no entendamos lo que está pasando.

GH

Matutina para Android


Envía tus saludos a:
adolescentes@appdevocionmatutina.com