|
«¿Por qué deberíamos interesarnos en Jesús? -gritó Philip desde la parte de atrás de mi salón de clases-. No es mejor que cualquier otro diosal que podamos servir como Buda o Mahoma, por ejemplo. No hay ninguna buena razón para ser cristiano». Todas las miradas se volvieron hacía mí y un asombroso silencio se apoderó de la dase. Todos esperaban escuchar mi respuesta a ese ataque frontal a Jesús y al cristianismo. Philip era conocido por sus arrebatos de sarcasmo y algunas veces, cuando él levantaba la mano, yo esperaba lo peor. Pero ese fue el más difícil de sus comentarios, ¿Debía yo defenderme a capa y espada con una buena explicación? Sonreí y transmití a la dase que estaba tranquila y preparada para la respuesta, pero por dentro estaba rogándole a Dios: «¡Por favor, Señor, no sé qué decir! Es tu nombre el que está en juego, no el mío, ¡necesito una respuesta!».
Pasaron unos incómodos diez segundos. Sabía que tenía que decir algo, así que abrí la boca para hablar, aunque aún no tenía ni idea de qué iba a decir. Pero cuando abrí la boca, un extraño pensamiento que nunca antes había considerado estaba allí, listo, en la punta de mi lengua. «¿Puedes darme la fecha exacta, Philip, en que Mahoma murió para salvar a su pueblo? ¿Quién me puede decir cuándo fue crucificado Buda para liberarnos del pecado?».
El verdadero milagro ocurrió después de mi pregunta. Philip se quedó en silencio y más tarde me dijo por qué. Era porque yo había dicho la razón exacta de por qué necesitamos a Jesús, lo único que lo hace diferente de los demás dioses: porque murió para salvarnos. Ningún otro ha hecho eso. Dios me había dado las palabras que no hubiera podido preparar ni con un mes de anticipación.
En Mateo 10, Jesús prometió ayudar a sus discípulos cuando los enviara a predicar, y su promesa sigue en pie para nosotros. ¿Te preocupa tener que defender a Dios o ser juzgado por tu fe? Pues no te preocupes. Él te promete que, cuando llegue el momento, el Espíritu te inspirará. Así que confía en que te dará las palabras que debas pronuncia, y habla de él cada vez que tengas la oportunidad.
MH