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En un lugar como Arizona, las temperaturas en verano pueden superar los cuarenta grados centígrados, así que tal vez creas que lo que hicimos aquel día fue divertido. Montados en la parte de atrás de la camioneta de Jake, lanzábamos globos de agua a la gente que pasaba por allí. Nos agachábamos bien y Jake manejaba cerca de la víctima. Cuando parecía que iba a hacer una parada, nosotros nos levantábamos y tirábamos los globos de agua; entonces Jake aceleraba y desaparecíamos. Nuestro primer objetivo fue un grupo de muchachas que iban muy elegantemente vestidas. Las dejamos empapadas y nos remos a todo dar. Luego nos acercamos a un hombre que iba en bicicleta y accidentalmente le di en la cabeza. Se enojó tanto que intentó perseguirnos. Nos reímos como locos. Fue la mayor diversión que tuvimos en aquel aburrido y caluroso verano, hasta que nos acercamos a un hombre que iba camino al trabajo.
Él iba manejando lentamente y su lenguaje corporal dejaba ver que estaba desanimado. Yo tenía tantas ganas de hacer travesuras que no me importaba cómo se pudiera sentir aquel hombre. Le lancé un globo en dirección al pecho, pero de repente el hombre levantó la cabeza y me miró a los ojos. Su rostro trasmitía tanto dolor que me partió el corazón. Parecía como si el mundo se le hubiera derrumbado aquella noche. Tan pronto el globo lo empapó, el juego dejó de ser divertido para mí. Hubiera dado cualquier cosa por tener el valor de buscar a aquel hombre, pedirle perdón y asegurarme de que estaba bien. Pero no lo hice. Siempre lo lamentaré.
No nos imaginamos el dolor que sienten los demás. Nos apresuramos a juzgar a otros o a hacerlos blanco de nuestras bromas sin la menor idea del sufrimiento que puedan estar experimentando. Como cristianos tenemos una responsabilidad mayor que el resto del mundo, de acuerdo a lo que Jesús nos dice en el versículo de hoy: «Todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron».
Ten en mente este versículo la próxima vez que quieras atacara alguien que te parezca raro, engreído o que te caiga mal, sé bueno con todo el mundo siempre que puedas. Todo acto de bondad es como si se lo hicieras a Jesús.
MH