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Todos ayudamos

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Si dos caminan juntos, es porque están de acuerdo, Amós 3: 3.

*Necesitarás una pluma de ave, una hoja de papel y lápices de colores.

En una aldea lejana, todos eran muy egoístas. Su medio de vida era transportar frutas de la región, venderlas en el pueblo cercano y cambiarlas por otro tipo de comida, como maíz, frijol y arroz. La única ruta para llegar al pueblo era un pequeño sendero que se transitaba a pie.

Un día, al regresar, uno de los hombres comunicó al resto de la aldea que un enorme árbol había caído en el sendero, y obstruía el paso hacia el pueblo. Algunos pensaron: «Yo no lo voy a mover, que lo muevan otros». Otros razonaron: «Yo sí quiero moverlo, pero si pido ayuda sé que nadie me va a hacer caso»; entonces mejor se quedaron callados.

Pasaron los días y las provisiones se acabaron. Los niños lloraban de hambre y no había algo para comer. Entonces un joven, fastidiado por el egoísmo de todos, puso el ejemplo. Fue al lugar donde estaba el árbol tirado, lo vio y pensó: «Es demasiado grande, no lo puedo mover solo». Entonces se le ocurrió una magnífica idea.

Cortó un pequeño trozo del árbol y lo llevó a la aldea. Luego animó a uno de sus amigos a que hiciera lo mismo. Después, ese amigo invitó a otro y así, de uno en uno, cortaron el árbol. Todos los jóvenes cooperaron para retirarlo. ¡Qué gran lección le dieron esos jóvenes a los adultos!

Ahora pega la pluma de ave en la hoja escribe «ME GUSTA COOPERAR». Esa pluma te recordará al joven que hizo más de lo que le correspondía, y la próxima vez que alguien necesite tu ayuda, que nadie tenga que pedírtela.

HABLA CON DIOS

Jesús, ayúdame a cooperar con todos. Amén.

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