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*Necesitarás sal, una bolsa de papitas fritas y un vaso de agua.
(Muestre las papitas.) Si te comieras dos bolsas completas de papas, ¿qué sensación te quedaría en la boca? Tendrías mucha sed, ¿verdad? ¿A qué crees que se debería? Pues a la abundante sal que contienen las papas.
Cuando Jesús estuvo en la tierra, comparó a sus seguidores con la sal. ¿Por qué?
Una de las características de la sal es que da sabor a los alimentos. Tus deliciosos platillos favoritos no tendrían sabor, sino fuera por la sal. Así pues, los cristianos somos diferentes y los demás se fijan en nosotros. Comemos otra comida, vestimos ropa distinta, vamos a la iglesia, somos amables y tratamos de estar felices siempre. Somos como la sal, porque ponemos un buen sabor al ambiente que nos rodea.
Las demás personas quieren ser como nosotros y se preguntan cuál es nuestro secreto. Luego se dan cuenta de que tal secreto es tener a Dios en el corazón; entonces despierta en ellas «sed» de conocer a ese Dios (muestre el vaso de agua).
¿Te das cuenta? Dios desea que seas diferente, para que la gente se acerque a Dios gracias a tu testimonio.
HABLA CON DIOS
Dios, ayúdame a ser como la sal, que los demás te conozcan por mí. Amén.