|
*Necesitarás lazos para sujetar las manos.
Haz un círculo con los miembros de la familia. Tómense de las manos y que una persona los ate con un lazo por las manos. Así todos estarán unidos. Este ejercicio te mostrará la importancia de pedir disculpas y de perdonar.
Imagina que alguien del círculo ofendió a la persona que tiene al lado y peleó con ella. Ambos están enojados y ofendidos. Ahora, que uno de ellos vaya a beber agua a la cocina solo.
¿Puede? ¿Por qué no? Porque hay un lazo que los une y no les permite separarse. Ahora, que el otro vaya a la habitación de al lado.
¿Puede? ¿Por qué no? Por la misma razón, el lazo no le permite ser libres. Ahora, que se pidan disculpas y se perdonen.
(Uno dice) «¿Me disculpas?», (el otro contesta)«Sí, te perdono». (Luego intercambian papeles.) Cuando eso sucede, lo que les impedía ser libres se rompe (rompa el lazo). Ahora sí, que vayan a hacer lo que intentaron antes.
Cuando una persona pide perdón a las que ofendió y perdona a las que la ofendieron, es libre, porque no tiene odio y resentimiento. Hay personas que guardan rencor por muchos días y se sienten atadas, porque no tienen paz. Por eso Dios desea que amemos a los demás, para que seamos felices.
HABLA CON DIOS
Ayúdame, querido Jesús, a perdonar a los que me hacen mal ya pedirndo y perdón cuao ofendo a los demás. Amén.