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Milagro en la boda

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Pero yo, Señor confío en ti, Salmos 31: 14.

*Necesitarás polvo sabor uva para preparar agua fresca, una jarra (el polvo en la jarra, sin agua), un vaso de vidrio y agua simple.

¿Alguna vez haz ido a una boda? A mí me encanta ver a la novia con su vestido blanco, y cómo el novio la espera en el altar. También es emocionante probarlos deliciosos platillos que se sirven en el banquete.

Un día, Jesús y su madre, María, fueron a una boda en Caná de Galilea. Había muchos más invitados. Todos disfrutaban la fiesta hasta que sucedió lo inesperado: el vino se terminó.

La gente esperaba con sus copas vacías que le sirvieran más vino, y los criados no sabían que hacer. La familia del novio pensó que Jesús podría ayudar. Llamaron a María y le explicaron lo sucedido. Luego ella acudió a Jesús.

Él pidió a los criados que juntaran todas las tinajas o jarrones y las llenaran de agua. Los criados obedecieron. Luego Jesús les pidió que sacaran un poco de agua de una jarra, y la llevaran al encargado de servir el vino.

Cuando el hombre probó el agua, ¡se dio cuenta de que no era agua, sino vino de la mejor calidad! ¡El agua se había convertido en vino! (Llene la jarra y permita que el polvo se diluya para que el agua cambie de color.) Como resultado de ese milagro, muchas personas creyeron en Jesús.

Al igual que entonces, Jesús hace milagros hoy día. El mayor milagro es cuando las personas aceptan a Jesús y cambian sus vidas.

HABLA CON DIOS

Querido Jesús, haz un milagro en mi corazón. Deseo ser igual a ti. Amén.

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