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*Necesitarás revistas misioneras.
El ejército sirio derrotó a los israelitas. Capturó a muchos niños y jóvenes; los llevó a su país para trabajar como esclavos. Entre ese grupo se encontraba una niña, que ahora servía a la esposa de un capitán sirio, Naamán. La niña nunca olvidó las enseñanzas de sus padres, a pesar de que sufría mucho por estar lejos de sus seres amados. Oraba todos los días al Dios verdadero.
Un día Naamán, se contagió de lepra, una espantosa enfermedad que provocaba que parte de la piel se cayera. Ningún médico pudo ayudarlo. Clamó a sus dioses pero fue inútil. La niña esclava notó la tristeza de su ama, así que sugirió:
-Conozco a un profeta, un hombre de Dios que puede ayudar a su esposo para que sane.
La esposa se lo contó a Naamán y este partió a buscar al profeta Eliseo, quien le mandó decir con su criado que se sumergiera siete veces en el río Jordán.
¡Naamán se enojó mucho!
-¡Los ríos de mi país son mejores que cualquiera de Israel!
Pero sus hombres lo convencieron de que obedeciera. Tras sumergirse por séptima vez en el río, al salir del agua, Naamán vio que su piel estaba firme y saludable. ¡El Dios de esa esclava había sanado al capitán! Dios desea que tú también hables a quienes no conocen a Dios, de su gran amor por nosotros. Ahora, sal y regala a tus vecinos las revistas misioneras.
HABLA CON DIOS
Dios, quiero hablar a otros de tu amor, amén.