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*Necesitarás plumas de ave dentro de una bolsa.
Un hombre comenzó a hablar mal de su vecino, que era conocido por ser muy amable. Inventó cosas malas y divulgó por todo el pueblo muchos chismes y mentiras de él. Las personas que conocían al buen hombre, fueron rápido a decirle lo mal que hablaba su vecino de él.
Pasado el tiempo, la gente dejó de hablarle al vecino chismoso, porque se había metido en mucho problemas debido a su lengua. Arrepentido, fue a pedir perdón al hombre bueno.
-¿Qué puedo hacer para que me perdones?
-Puedes llevar esta bolsa llena de plumas (muestre la bolsa) y esparcirlas por las calles del pueblo.
El hombre hizo lo que el vecino le dijo. Cuando terminó, volvió con él.
-Ya hice lo que me pediste. ¿Vas a perdonarme?
-Bueno, te perdonaré cuando llenes nuevamente la bolsa con las mismas plumas que esparciste.
¡lmagínate! Qué difícil iba a ser para aquel hombre recoger esas plumas.
Los chismes son como esas plumas. Se esparcen de persona en persona y causan mucho daño. Por eso, Dios nos dice que cuidemos lo que hablamos. Es mejor hablar poco y que digamos solamente cosas buenas de los demás.
HABLA CON DIOS
Querido Dios, ayúdame a cuidar lo que digo. Amén.