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Examen sorpresa

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«Honraré a los que me honren». 1 Samuel 2: 30

ACABABA DE EMPEZAR el onceavo año de la escuela. Todo parecía perfecto, excepto por el horario de clases: las tres horas de Química tocaban en sábado y esto suponía un problema para mí, especialmente porque era la única adventista en mi familia. Así que los domingos decidí ir en secreto a casa de un compañero para ponerme al día con las clases y las asignaciones.

Logré manejar esta situación durante tres sábados seguidos pero el cuarto cayó feriado. Para reponer las tres horas de esa semana el profesor decidió usar las horas libres del miércoles. Ese día el profesor anunció un examen oral sorpresa durante la última hora de la clase. Incliné la cabeza y oré pidiendo que no me llamaran al frente.

El maestro llamó a varios de los estudiantes y luego dijo mi número en voz alta. Agaché la cabeza pensando que con esto llamaría a otra persona, pero él dijo: «No repetiré el número, la persona sabe quién es». Así que pasé al frente y escribí en la pizarra «en Dios confío». Todos los compañeros se echaron a reír. El profesor se unió y comenzó a burlarse. «¿Crees en Dios?», me preguntó cuatro veces, cada vez con tono más sarcástico. Molesta, le alcé la voz y dije: «Yo confío en Dios, así que mi respuesta es: sí». El maestro me dijo: «Todos dicen que eres dulce de carácter, pero ya veo que no». En seguida pensé: «Ya fallé». El maestro continuó: «Bueno, vamos a ver cómo le va a la muchacha que confía en Dios».

El maestro hizo la primera pregunta y le respondí correctamente. La clase quedó en silencio. Vino la segunda pregunta y una vez más Dios colocó la respuesta correcta en mi mente. La tercera pregunta fue aún más complicada, pero logré contestarla. El profesor quedó en silencio por unos segundos y luego dijo: «No te voy a poner un cien porque no sabes nada, te pondré 95».

Después de ese incidente cada vez que nos encontramos me preguntaba: «¿Por qué no asististe a mi clase?», y yo le respondía: «Porque tengo un compromiso con Dios». Solo asistí a clases de Química una vez en todo el año; sin embargo finalicé con un promedio de 95%.

Dios mostró en mi vida que él realmente honra a los que le honran.

Delia Machore

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