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Instrucción premilitar

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«Todo lo bueno y perfecto que se nos da, viene de arriba, de Dios». Santiago 1: 17

CUANDO TENÍA ONCE AÑOS conocía Cristo y le entregué mi corazón. En ese momento no imaginaba todas las circunstancias que atravesaría para dar testimonio de los principios bíblicos, especialmente sobre la observancia del sábado. En un país donde la feligresía adventista representa poco menos del uno porciento de población nacional, decir «soy adventista del séptimo día» constituye un gran desafío. Permíteme contarte una breve experiencia que marcó mi vida.

Cuando tenía quince años me tocó tomar una asignatura titulada «Instrucción premilitar», en la cual se enseñan temas como la seguridad y defensa del país. La dirección del liceo decidió que esta asignatura se impartiría los sábados de mañana. Presenté el caso a la directora y ella me dijo: «Por ahora te vamos a colocar en horario de la noche, pero ve pidiendo un permiso a tu iglesia para asistir el sábado a esta clase».

Preocupado le expliqué el caso a mi hermano mayor. Ambos nos arrodillamos y pedimos la dirección divina. También consulté el caso con una de las profesoras y ella me sugirió que apelara a una instancia mayor: la Zona Educativa Municipal. Siguiendo este consejo preparé y deposité una carta en el despacho de la coordinadora docente, la cual envió un oficio al colegio para reajustar todos los horarios de profesores para que dicha asignatura fuese impartida de lunes a viernes. ¡Sorprendente! ¡Gloria a Dios! En un plantel educativo de unos quinientos estudiantes Dios modificó los horarios por uno solo que no quiso negociar sus principios.

Hoy soy médico, y siempre he experimentado la providencia y dirección divina. Mi experiencia puede parecer sencilla y poco trascendente, pero produjo en mí un impacto que ha perdurado hasta hoy. Hoy te recomiendo que busques a Dios cada mañana, que no te fijes en la prosperidad de los impíos, como se sintió tentado a hacer el salmista, y que te mantengas fiel a sus principios aunque se desplomen los cielos.

Tienes un protector que siempre será bueno con su pueblo.

 

Jorge Daniel Paiva

Venezuela

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