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Instrumentos de su Espíritu

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«Jehová había dicho a Abram: “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición”». Génesis 2: 1-2, RV95

FUE EL PRIMER HOGAR QUE VISITÉ mientras participaba en el proyecto OYTM [Un Año en la Misión, por sus siglas en inglés]. Recuerdo que llegamos junto con unos hermanos de la iglesia y una pareja salió a recibirnos amablemente. El caballero cojeaba de un pie. Cuando me contó su problema supe que estaba a punto de perder el dedo pulgar de uno de sus pies a causa de la gangrena. Me conmovió su caso; pero yo solo podía orar por él, así que cantamos, oré y nos retiramos.

Quince días después, luego de haber finalizado el culto divino, el caballero se acercó a mí y me dijo que quería hablar conmigo en privado. Nos retiramos un poco y me contó algo que me sorprendió totalmente. Inició agradeciendo a Dios y a mí por la visita, y me contó que ese mismo día que lo visitamos sintió el poder del Espíritu Santo en su vida. Aquella noche él oró a Dios pidiendo sanidad, pues el dolor en la pierna era insoportable. Cuando se encontraba de rodillas al pie de su cama, con sus ojos cerrados, durante la oración, vio una fuente de agua que bajaba del cielo lentamente y al caer sobre él calmaba su dolor. El caballero me dijo que después de ese día todo en su vida había sido distinto.

El testimonio de este señor me impactó, porque pude comprender que aunque no somos dignos de estar al servicio de Dios, él nos usa para ser una bendición para los demás, tal como le prometió a Abraham.

Hoy, al salir a tus actividades cotidianas tú también puedes ser un canal de bendición para quienes te rodean, puedes compartir la mayor de las bendiciones: el mensaje del evangelio. Hoy Dios puede usarte para obrar un milagro en la vida de alguien que lo necesite. Y ese milagro puede perfectamente ser una curación milagrosa, o una conversión, curación igualmente milagrosa como todas las verdaderas conversiones.

Pídele al Señor que dirija cada paso que vayas a dar en este día, y, aunque no veas los resultados inmediatamente, puedes tener la seguridad de que Dios te habrá usado como canal de bendición para los demás.

 

Itzel Berenice Jiménez Oropeza

México

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