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Colaboradores de Cristo (2a. parte)

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«Sucedió que unos hombres que traían en una camilla a un hombre que estaba paralítico, procuraban entrar y ponerlo delante de él» (Lucas 5: 18).

EN EL RELATO del paralítico, historia que ayer repasamos, la primera acción de sus amigos fue unirse para ayudarlo. Su cuerpo estaba completamente paralizado y había sido desahuciado por los médicos. Además, los fariseos, que eran los dirigentes de la iglesia de esa época, le habían dicho que Dios lo había abandonado a causa de su pecado y que no tenía remedio.

 Los hombres que lo llevaron conocían a Jesús y eran testigos de su poder sanador. La camilla era un colchón relleno de paja, muy flexible y muy difícil de cargar. Por eso se unieron los cuatro para ayudar. ¿Qué los unió? El amor al prójimo, el deseo de salvar un alma, de ver a un amigo sano y feliz en Cristo Jesús. Sintieron. Esto nos enseña que el evangelismo no es tarea de unos cuantos, sino de todos los creyentes. La segunda acción fue vencer todas las barreras que enfrentaron. La primera fue una multitud egoísta. Si la multitud hubiera sentido compasión por este enfermo, lo hubiesen dejado entrar y permitido que llegara hasta donde se encontraba Jesús. Pero todos querían estar lo más cerca posible y no permitían el acceso a otros. Allí había personas ansiosas de ser curadas. Otros habían llegado solo como curiosos. La otra barrera fue tomar la decisión de dañar la propiedad ajena (la casa de Pedro) para hacer que el paralítico pudiera llegar hasta la presencia de Jesús; pero ellos estaban dispuestos a intentarlo todo.

Por último, esos hombres creyeron que Cristo podía sanarlo. El Evangelio de Marcos narra: «Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonado"» (Marcos 2: 5). Esos cuatro confiaron en Jesús aunque no vieron que el hombre se levantara de su lecho. Esperaron. Luego, fueron testigos de estas palabras: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa» (Marcos 2: 11).

Nuestra fe individual puede desempeñar un papel fundamental en la salvación de los demás. Sin embargo, si nos unimos para ayudar, estaremos colaborando con él y seremos testigos de sus hechos milagrosos.

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