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Guardianes invisibles

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«Esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo» (Hechos 27: 23).

EL APÓSTOL PABLO fue testigo del cuidado de los ángeles durante su ministerio, y dio testimonio de su protección.

Los seres celestiales han desempeñado una parte activa en los asuntos de los hombres. Han aparecido con ropas tan brillantes como el relámpago, se han presentado como hombres, bajo la apariencia de viajeros. Han aceptado la hospitalidad ofrecida por hogares terrenales; han actuado como guías de viandantes extraviados. Han frustrado el propósito del ladrón y desviado el golpe del destructor. ¡Qué sensación le producirá conversar con el ángel que fue su guardián desde el primer momento, que vigiló sus pasos y cubrió su cabeza en el día de peligro, que estuvo con él en el valle de la sombra de muerte, que señaló su lugar de descanso, que fue el primero en saludarlo en la mañana de la resurrección, y conocer por medio de él la historia de la intervención divina en la vida individual, de la cooperación celestial en toda obra en favor de la humanidad (E. G. White, La segunda venida y el cielo, págs. 142, 143).

Un grupo de niños de una iglesia salió a escalar pero se perdió. Una tormenta de nieve cubrió de repente el sendero y su líder no tenía idea de dónde estaban, ni de cómo volver al campamento. El sol se estaba ocultando y la temperatura descendía rápidamente. Estaban en un verdadero peligro. Andando con dificultad por la nieve y cada vez más asustados, oyeron a alguien en la pendiente de arriba que gritaba: «¡Aquí está el camino!». Miraron hacia arriba y vieron con alivio a otra persona unos treinta metros por encima de ellos. Subieron rápidamente hasta la gran roca donde el hombre había estado sentado. Pero cuando llegaron, no encontraron a nadie allí. Ni siquiera una huella en la nieve. Al mirar, sin embargo, vieron cómo el sendero se extendía delante de ellos, y los conducía a salvo al campamento. Están seguros que el ángel de Dios los guió para poder regresar.

El Salmo 91 declara que Dios envía a sus ángeles para guardarnos en todos los caminos. Podemos descansar confiados en que Dios cuida de nosotros hoy, podemos enfrentar los desafíos con la certeza de que Dios es más que poderoso para cuidar de nosotros y de nuestra familia.

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