|
La hermana de Sonny y yo fuimos a un Starbucks, a terminar de completar algunos documentos sobre la revisión de la custodia legal de Sonny ante la Suprema Corte. Trabajamos y hablamos por tres horas, mientras tomábamos una taza de chocolate caliente. Mencioné a Andee que ese era un día muy especial para mí, porque hacía exactamente cuarenta años que había ingresado en Canadá.
Nuestros ojos. Se llenaron de lágrimas.
-Mamá, en ese entonces, no te habrías ni imaginado que hoy estarías preparando estos documentos para cuidar de Sonny. Estoy tan orgullosa de ti, de papá y de Sonny. Felicitaciones por recibir el premio al Liderazgo Familiar de la región noroeste. Pero, lamento que no hayas recibido el premio provincial.
-Quizás el año que viene –respondí con una sonrisa.
Había pasado veinte de mis últimos cuarenta años siendo la defensora de Sonny, y vocera para muchos otros individuos que tienen discapacidades de desarrollo y para sus familias. No me arrepiento.
-Si llega el momento en que tú debas hacerte cargo de la custodia legal de Sonny, recuerda esto -le dije a Andee-. Cualquier decisión que tomes por él será la decisión adecuada. A veces, te encontrarás en situaciones desagradables, trabajando con personas fastidiosas, y las cosas se pueden poner feas y complicadas. Sin embargo, no te puedes equivocar porque no tienes el control: Lo tiene Jesús. Al final, todo saldrá bien, porque amamos al Señor. Él vive en nuestros corazones. Reclama cada promesa de la Biblia y no temas decir lo que piensas, en el nombre de Jesús.
Un mes después, Sonny y yo estábamos en una entrevista para la renovación de una acreditación de prestación de servicios. La entrevistadora preguntó:
-Sonny, ¿me puedes dar un ejemplo de tus derechos?
Sin duda alguna, Sonny exclamó:
— ¡Ducharme!
-Sí, Sonny, definitivamente, tienes el derecho a que te mantengan limpio —respondió la amable mujer.
Todo ha formado parte del plan de Dios. A la luz de la cruz, agradezco a Jesús por esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Pero ¡cuánto mejor será estar de pie ante la Corte del cielo, con Jesús como nuestro representante!
DEBORAH SANDERS