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Ángeles con forma humana

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“No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Heb. 13: 2).

Un minuto estaba caminando hacia el auto, sintiendo más energía de lo que había experimentado en meses y anticipando llegar a casa. Al siguiente minuto, caí sobre el asfalto del estacionamiento. Golpeé el pavimento con ambas manos, ambas rodillas y la cabeza, y me estremecí por completo. Me encontré tirada cuán larga soy sobre el pavimento, mirando el guardafangos de la rueda trasera del auto. Débilmente llamé pidiendo ayuda y oré en silencio por ayuda divina. Temía haber vuelto a lastimar mi rodilla derecha, que había sido reemplazada quirúrgicamente hacía seis semanas. ¿Cómo le explicaría a mi médico que realmente estaba tratando de ser cuidadosa? A veces, los accidentes suceden, ¡con seguridad, no los planeamos!

Un gran grupo se reunió a mi alrededor, tratando de ayudar. Alguien trajo una almohada, otro llamó al 911, y una mujer muy amable dijo que se quedaría conmigo mientras la necesitara. sostuvo mi mano y me habló suavemente, para tranquilizarme. Llegó la ambulancia y los paramédicos se hicieron cargo. Mis respuestas a todas sus preguntas demostraron que no había tenido una contusión grave, por lo que no necesitaba ser hospitalizada; pero no podía conducir. La amable mujer se ofreció a llevarme a mi casa en su auto. Ella puso mis bolsas de compras en su auto, me trasladó hasta mi casa y, luego de poner algunas cosas en el congelador y en la heladera, me hizo sentar y levantar los pies. Insistió en que no debía estar sola en casa y dijo que se quedaría conmigo hasta que mi esposo llegara. Ella llamó a su familia, quienes entendieron por qué llegaría más tarde. Conversamos un rato sobre nosotras y nuestras familias. Mi esposo se alegró mucho al escuchar su amable accionar, y le agradeció por su preocupación y amabilidad. Ella no aceptó ningún tipo de pago o recompensa.

Mientras le contaba a mi hermana sobre lo sucedido, me preguntó si había sentido que mi benefactora podría haber sido un ángel. Sí, eso había cruzado por mi mente varias veces durante y después de la experiencia. Había orado pidiendo ayuda y esta había llegado.

Nunca sabemos cuándo, sin darnos cuenta, podemos estar ante ángeles.

Dios sabe exactamente dónde encontrar ángeles humanos y, a menudo, los pone en el lugar adecuado en el momento propicio. ¿Le agradecemos por el amor y el cuidado que nos demuestra a cada instante? ¿Dónde estaríamos sin él y sus ángeles humanos?

LILLIAN MUSGRAVE

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