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HAZLO Y YA

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Como el Señor estaba con José y hacía prosperar todo lo que él hacía, el guardia de la cárcel no se preocupaba de nada de lo que dejaba en sus manos (Génesis 39: 23).

Oye, el pasaje bíblico de hoy me pone fuera de onda. (Espera, soné como un surfista. ¿Qué le pasa al matón que llevo dentro? ¿Viste que José fue de veras «la Gran Cosa» en Génesis 37? Iba derechito a darse un buen golpe, ¿verdad? ¿Y cómo ves ese «odio a morir» de sus hermanos? ¿Quién no ha pensado alguna vez en deshacerse de un hermano o dos? ¡Que levante la mano!)

Sigue el episodio de la esposa de Potifar completo: la historia del encuentro de una mujer madura con un hombre joven, un intento de seducción, y la acusación de un crimen que no sucedió. ¡La cosa está que arde! Todo esto me pega duro, pero lo que de verdad sentí es el final de Génesis 39. Nuestro héroe quedó en prisión después de que lo condenaran por cargos falsos de abuso, después de que sus hermanos lo vendieran como esclavo, después de haber estado en un pozo por… oh, sus hermanos. En términos de beisbol, José solo lograba pegarle a la pelota 18 veces de cada 100 veces que lo intentaba, y eso en el mes de julio. Pero espera, apenas es media temporada. Falta la segunda mitad. Para otoño, al final de la temporada, la carrera de este novato iba a llegar al estrellato como bala de cañón.

En todo ese sufrimiento, José tenía dos cosas en su favor: su Dios y una ética de trabajo de la mejor. «Pepe» hacía tan bien su trabajo que cuando terminaba, había superado a todos los demás. Si tienes a Dios a tu lado, la voluntad de trabajar duro en una tarea honesta, y un espíritu humilde, el Señor te exaltará. ¡Tendrás éxito!

Yo lo descubrí a pequeña escala cuando Mike, un amigo de la preparatoria, me llamó años después de que nos graduáramos. Me dijo: «Dwain, solo quiero agradecerte por haberme ayudado con mis trabajos de investigación en la escuela». Me quedé escuchándolo. «Amigo, tú no sabes, pero lo que me enseñaste realmente me ayudó a pasar mis materias, y todavía me ayuda en mi carrera. Realmente me bendijiste. Gracias».

Hombre, me quedé sin palabras.

El cumplido de Mike realmente me hizo humilde. Yo me esforcé por enseñarle lo que sabía acerca del arte de escribir, y Dios bendijo mis esfuerzos. De esa experiencia descubrí que si haces lo mejor en donde te encuentres, Dios bendecirá todo lo que toques. ¡Todo!

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