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Vaya, vaya, ¿por dónde empezamos hoy? ¡Caramba! ¡El texto habla de incidentes muy explosivos! Dios retiraba todos los obstáculos para liberar a su pueblo del dominio egipcio, ¿verdad?
Sin embargo, hay algo más en estos capítulos que tal vez no percibiste. En Éxodo 7vemos la primera plaga: sangre; y la séptima plaga, granizo, cierra el capítulo 9. Algunas de las plagas que Dios envió a Egipto estaban dirigidas específicamente a ciertos dioses egipcios.
Durante la primera plaga, Dios tornó las aguas del grandioso río Nilo y toda fuente de agua a lo largo y ancho de Egipto en una viscosa sangre contaminada. Los egipcios consideraban que el Nilo era un dios poderoso, porque fertilizaba sus campos y les proveía agua para beber, bañarse y cocinar De una sola vez, Dios devastó sus creencias en este dios.
Los egipcios también adoraban a Heket, la diosa rana. Después de que las ranas invadieron cada centímetro de Egipto, ¿no te preguntas qué habrán pensado de Heket los egipcios? También tenían dos vacas sagradas, llamadas Hathory Apis. Cuando la quinta plaga acabó con la mayoría del ganado (caballos, vacas, burros, camellos, reses, ovejas), Hathory Apis permanecieron extrañamente callados.
Hace dos años fui a ver la grandiosa exhibición del rey Tut. ¿Has oído de él? Fue un niño rey de Egipto cuya tumba tenía gravados muchos dioses. Los egipcios creían que podían ayudarlo en la vida después de la muerte. Los egipcios antiguos adoraban más de 80 dioses, uno para cada cosa que necesitaban en sus vidas. Los habían creado a todos.
A medida que pasaron los años, los israelitas adoptaron algunas de aquellas creencias, adorando los dioses de sus amos egipcios. Así que Dios quería que ambos, el faraón y los israelitas, supieran que él es el Señor, el único Dios verdadero, y no había otro dios como él.
¿Es Dios el único en tu vida?
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