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¡VAMOS, ES MOMENTO DE CELEBRAR!

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Esas son las fiestas que yo he establecido, y a las que ustedes han de convocar como fiestas solemnes en mi honor (Levítico 23: 2).

¡A Dios le encantan las fiestas realmente grandes, atrevidas y pasmosas!

Con el objetivo de prepararlos para una nueva vida en él, Dios ordenó a los israelitas que cada año realizaran ciertas fiestas. Hoy leíste acerca de algunas, ¿verdad? (Levítico 23.) Recuerda bien que el sábado era el día especial que Dios quería que los israelitas observaran y conservaran santo. Algo muy significativo, ¿no crees? Hay sábado una vez a la semana. Como que así no es posible olvidarlo, ¿o sí?

Dios no quería que la frecuencia del sábado cambiara su esencia, su significado. También estaban la Pascua y la fiesta de los panes sin levadura. ¿Recuerdas de qué se trataba la Pascua? Bien, te lo diré de nuevo. Cuando el faraón rehusó liberar a los israelitas, Dios envió su ángel destructor para que recorriera Egipto y todo primogénito varón, humano y animal, murió. Los primogénitos israelitas se salvaron porque los padres creyentes habían untado sangre de un cordero muerto en los postes de las puertas de sus casas. ¿Adivina a quién representaron esos corderos? A Cristo, por supuesto. Él también fue sacrificado para que podamos ser salvados del castigo por nuestros pecados, la muerte. ¿Recuerdas en qué ocasión murió Cristo? (Léelo en Juan 19: 14.)

La fiesta de los panes sin levadura recordaba a los israelitas aquella difícil noche cuando abandonaron Egipto tan rápidamente, que no pudieron siquiera agregar levadura al pan que habían cocinado para el viaje. Así que cuando comían el pan sin levadura cada Pascua, recordaban las privaciones del cautiverio y el hecho de que Dios los liberara con mano fuerte.

Mediante esas antiguas fiestas, Dios también te habla a ti. Quiere que sepas que él aún libera a sus hijos de la esclavitud. No importa lo que hayas hecho, no importa qué tan lejos hayas ido, aún te ama. Quiere salvarte.

¿Hay algo que te esclaviza, alguna actitud, alguna situación, algún hábito? Pide el poder de Dios para liberarte. Ruégale al Señor que sea ahora mismo, y tendrás mucho que celebrar.

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Levítico 22-24

Levítico 24:1-23 es un texto inquietante de la Escritura. Nos enseña cuán cuidadosas deberíamos ser al usar el nombre de Dios. ¡Su nombre es santo!

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