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Malas Decisiones

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Cuando los hombres comenzaron a poblar la tierra y tuvieron hijas, los hijos de Dios vieron que estas mujeres eran hermosas. Entonces escogieron entre todas ellas, y se casaron con las que quisieron (Génesis 6: 1-2).

Hace cuatro días descubrimos que existían dos pueblos: los setitas y los cainitas. Sin embargo, hoy nos damos cuenta de que ya no son dos, sino solo uno. ¿Cuál crees que fue el pueblo que prevaleció? Fueron los hijos de Caín los que dominaron y paulatinamente absorbieron a los hijos de Set hasta que prácticamente desapareció de la tierra el amor, la bondad, la reverencia y la adoración genuinas a Dios. Entonces lo que predominaba eran la maldad y la violencia.

¿Por qué el mundo llegó a esa deplorable situación? Lo que sucedió fue que los hijos de Set empezaron a amistar, después a noviar y finalmente a casarse con las jóvenes que eran descendientes de Caín, y viceversa. Esas nuevas familias que se establecieron adoptaron las costumbres de Caín y su linaje; por lo tanto, desconocieron las prácticas y creencias de Set.

Ese triste momento de la historia de la humanidad tuvo consecuencias terribles, pues el desenlace fue el diluvio y como resultado, la destrucción de casi toda la humanidad. El pasaje nos enseña que Satanás sigue utilizando la misma estrategia hoy; es decir, anhela que comprometamos nuestra fe en Dios. Cuando todos nuestros amigos se distinguen por blasfemar, pelear, por su violencia o porque gustan de beber o comer lo que Dios desaprueba, automáticamente nos colocamos en un terreno donde somos vulnerables y quizá, sin que tú mismo lo percibas, terminarás por pensar y actuar como ellos.

Satanás quisiera destruir la iglesia y la fe de las personas, para lograrlo no necesita suscitar una persecución, ni leyes que afecten la libertad de conciencia; más bien, recurre a que los hijos de Dios toleren y practiquen las costumbres del mundo, que aplaudan lo superfluo y trivial, que admiren a los héroes que exaltan los medios de comunicación y finalmente, terminen por establecer familias con parejas que no creen en Dios. Por fortuna, hubo una familia diferente y gracias a ella hoy estamos aquí. Tú puedes también marcar la diferencia y distinguirte por darle el mejor y el primer lugar a Dios.

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