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Un nuevo comienzo

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El Señor le dijo a Josué: No tengas miedo ni te desanimes. Toma a todo tu ejército y ponte en marcha contra la ciudad de Ai (Josué 8: 1).

Una de las frases que más aparece en la Biblia es «no tengas miedo». Siempre es Dios quien la dirige en momentos clave a las personas que más necesitaban escucharla. Algunos estaban enfermos, otros experimentaban soledad, unos más agobiados por sus responsabilidades: o desanimados por no avanzar como esperaban. Esto último era el caso de Josué. Estaba abatido por la derrota en Ai. Por lo tanto, Dios le dirigió las palabras del versículo de hoy en las cuales le garantiza el triunfo. A partir de entonces Dios se distingue por darle a Israel un nuevo comienzo en todos los sentidos. Ahora estaban listos para el reinicio de su avance militar.

Otra oportunidad. La gracia de Dios se muestra en su disposición de darnos nuevas oportunidades. La vida de los que aceptamos a Jesús se distingue por nuevas comienzos. Cuando te equivoques, no dudes en acudir pronto a Jesús, él siempre te recibirán

Otra estrategia. La forma como enfrentaron Ai fue radicalmente opuesta a la estrategia implementada en Jericó. Esto indica que los métodos de Dios nos sorprenden. No debemos encasillarlo pensando que siempre se manifestará igual. Es más sensato estar abiertos y ser receptivos a su conducción; nos vamos a maravillar de las múltiples formas como Dios puede abrir caminos para que sus hijos avancen.

Otro altar. Como resultado de la victoria, Josué levantó un altar con una característica muy especial: un altar de piedras sin labrar (vers. 31). ¿Por qué así? Porque lo central sería el sacrificio y la sangre que en este se derramara. El altar no debía llamar la atención por su belleza externa, producto de la obra de un artífice humano, sino que en todo momento debía señalar a los adoradores a Dios, su amor y el sacrificio que en el futuro Jesús iba a realizar en la cruz.

Otra escritura. Por último, se escribió sobre las piedras una copia de la ley de Moisés (vers. 32). Esa fue la oportunidad de restablecer el pacto. Con solemnidad, las personas rodearon el altar, leyeron lo escrito, escucharon la voluntad de Dios y afirmaron su compromiso de lealtad al Eterno.

Después de cada logro que obtengas, reconoce a Dios; adóralo y renueva tu fidelidad a él.

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