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La Biblia retrata a Dios como la fuente, el origen, el manantial o el principio de la vida. Esta información es trascendente para nosotros.
Todo lo que somos y hacemos depende directamente de Dios, puesto que todo se sustenta en el hecho de que tenemos vida. “Hay esperanza solo para los que están vivos”, dice Eclesiastés 9:4 (NTV). Cuando se acaba la vida, se acaba todo lo demás. La Biblia es clara al respecto: “Los vivos saben que han de morir, pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; hasta su memoria queda en el olvido.
También su amor, su odio y su envidia perecieron ya, y nunca más participan en nada de lo que se hace bajo el sol” (Ecl. 9:5, 6). ¿Eres consciente en tu vida cotidiana del hecho de que estás vivo porque Dios te da la vida? Siendo que Dios es el manantial del que brota tu vida, no tiene sentido que hagas planes sin tomar en cuenta a Dios en todo y para todo.
Podemos hablar de vida no porque de manera automática nos movemos y respiramos, sino porque Dios produce esa vida en nosotros. Antes de que Dios nos trajera a la vida, sencillamente no existíamos, y el ser humano desconectado de Dios se encamina hacia la inexistencia, que es el lugar donde estaba antes de ser creado.
Una pregunta que debemos hacernos es, por tanto, si queremos tener vida por la eternidad para no volver a la nada.
Cuando la Biblia habla de tener vida eterna, lo plantea en términos de tener aquí y ahora una relación con Jesucristo, el Hijo de Dios: “El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:12). Esto significa que “Jesucristo permanece en aquel que cree en él, y a través de su presencia los creyentes se sienten seguros porque experimentan ya la vida eterna”.4 Estar verdaderamente vivos, en el lenguaje bíblico, es estar conectados a la Fuente de vida que es Cristo Jesús (lee Juan 1:4). ¿Estás conectado a Cristo, para que vivas de verdad, ahora y para siempre?
Espero que hoy puedas creer con todo tu corazón que Dios no solo te dio y te da la vida física, sino también la espiritual y la esperanza de vida eterna, porque él ha “venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). ¿Crees esto?