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Dios quiere que sus hijos reconozcamos las obras de sus manos en toda la creación. Por eso llenó la tierra de una belleza y una utilidad que muestran claramente su misericordia. Esto lo reconoce el salmista, y tendría que reconocerlo todo aquel que se fije en la naturaleza, buscando en ella la expresión del amor de Dios. ¡Son tantas las lecciones de vida que podemos aprender si aceptamos que Dios nos habla por medio de su creación! Sin lugar a dudas, sentiríamos a Dios más cerca si percibiéramos su voz en cada cosa creada por él.
Cuando Jesús estuvo en esta Tierra, dedicó tiempo y energías a enseñar a las gentes acerca del Reino de los cielos. Para ello, utilizaba elementos de la naturaleza que le servían para ilustrar verdades espirituales. Esto es una prueba de que, como dice el salmista, la Tierra está llena de la misericordia de Dios. Podemos servirnos de esas evidencias de la naturaleza creada para comprender realidades de Dios tan fundamentales como la misericordia, el amor, el perdón y la salvación.
Jesús habló del lirio del campo, diciendo que su incomparable belleza debería recordarnos que, si Dios tiene cuidado de hacer tan linda una flor de vida tan efímera, ¿cómo no cuidará de nosotros, que valemos más que una flor? El Señor habló de la semilla que el sembrador salió a sembrar, del trigo, de la cizaña, de la higuera y de las nubes, del mar y los cielos, de la tormenta, de la roca y de la arena, de las ramas, los pámpanos y la vid, de los peces y del pan, y de tantas obras creadas que ilustran verdades espirituales que nos ayudan a reconocer el amor de Dios y la naturaleza del Reino.
Jesús no vivió alejado de su entorno familiar y social. Conocía la actualidad y convivía con las personas en su cotidianidad. Dedicaba tiempo a orar y a escuchar la voz del Padre a través de su Palabra. Y todo eso lo sazonó con lo que encontró en la naturaleza, con el propósito de que su enseñanza fuera entendible y pertinente para todos sus oyentes, entre los cuales estamos tú y yo. Si tan solo hoy decidimos abrir los ojos y los oídos espirituales y ser sensibles a las señales y los mensajes que Dios ha puesto por todas partes, viviremos más reposados, confiaremos mucho más en Dios y creeremos que es capaz de dirigir nuestra vida, que es apenas un puntito insignificante comparado con toda su creación. ¿Estás listo para tomar esa decisión?