Regresar

DIOS TE VE

Play/Pause Stop
“Le dijo Natanael: ‘¿De dónde me conoces?’ Jesús le respondió: ‘Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi’” (Juan 1:48).

“Yo te vi”. ¡Qué palabras tan poderosas! A todos nos ha pasado alguna vez que alguien “nos vio”. Y esto no significa necesariamente algo negativo. Muchas veces nos alegramos de que alguien nos haya visto porque así pudo comprobar que no estábamos participando en nada de lo que no nos convenía participar; vio que tratábamos de ayudar, de hacer nuestra parte o de extender una mano amiga al que la necesitaba. Sin embargo, ciertamente, en ocasiones saber que alguien nos vio nos quita el sueño y nos llena de vergüenza. ¿Por qué? Porque si alguien nos vio, eso significa que nos reconoció, que sabe exactamente lo que hicimos y que puede dar testimonio de ello. Sin duda resulta intimidante, y por eso tendemos a olvidar que pudo haber alguien que nos haya estado viendo. 

En el caso del cristiano, es bueno que recordemos que Dios nos ve. Todo el tiempo. Y, además, él quiere que sepamos que así es, no para que vivamos con miedo, sino para que sintamos la seguridad de que está constantemente pendiente de nosotros. Si creemos en él, su presencia no se convierte en una amenaza sino en una delicia. 

Jamás pensó Natanael que Jesús lo estuviera viendo cuando estaba debajo de la higuera, ese día que Felipe lo invitó a seguir al Maestro. Tuvo que acercarse Jesús para mostrarle que estaba al tanto de cada detalle de su vida, incluido del tipo de árbol bajo cuya sombra se había resguardado. De esta manera le aseguraba el gran interés divino por él, y le garantizaba la presencia de Dios siempre en su medio. Y tú, ¿necesitas que alguien te recuerde la presencia del Señor en tu vida? 

Cada acto, cada palabra, cada pensamiento, cada actitud, cada oportunidad o cada reacción que tienes, es vista, escuchada y registrada por Dios. Cuando parece que nadie te ve, incluso cuando tú mismo no te das cuenta por dónde vas o cuál será el resultado de lo que estás haciendo, ahí está Dios, mirándote bajo la higuera bajo la cual te has resguardado. Ahí está Jesús, saliéndote al encuentro para llamarte y decirte con amor: “Te estoy viendo, déjalo todo y sígueme”. Cuando lo buscas en oración; cuando lo buscas en su Palabra; cuando las cosas te van bien y también cuando te van mal; cuando los hijos, el trabajo, la pareja, los estudios, la iglesia o la salud absorben todas tus energías, ahí está Dios, mirándote. ¿Lo reconocerás? ¿Lo seguirás como un discípulo sigue a su maestro? ¿Te sentirás a gusto bajo su mirada?

Matutina para Android