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UN DIOS QUE DEBE TOMARSE EN CUENTA

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“Y como no quisieron reconocer a Dios, él los entregó a una mente depravada, para hacer lo que no conviene” (Romanos 1:28).

Si lees el contexto inmediato del versículo de hoy, encontrarás una lista de cosas horribles: injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad, envidia, homicidios, contiendas, engaños, murmuración, injuria, soberbia, deslealtad, desobediencia, vanidad, necedad, falta de afecto... El razonamiento de Pablo es que estas cosas surgen en la vida de todos los que “no quisieron reconocer a Dios”. Es un proceso de causa a efecto: la persona decide no tomar en cuenta a Dios, y esa decisión degenera su mente y la convierte en una persona reprobada. Ya luego es inevitable que aparezcan algunas o todas esas cosas que Pablo incluyó en su lista negra de cosas que no debemos hacer. 

El mayor peligro del que debemos cuidarnos no es el de ser malos, avaros, envidiosos, murmuradores, fornicarios o desleales; ciertamente, eso es bastante malo y tiene el potencial de dañar tu vida y la de otros. Pero hay algo peor: llegar a tener una mente reprobada. Una persona puede hacer algo incorrecto, pero si su mente le dice que lo hizo mal y su conciencia le recrimina, su situación no es desesperada. Sin embargo, cuando ya la mente (la conciencia) no dice nada, no recrimina el error, estás en un verdadero problema, porque te has quedado sin un mecanismo que te ayude a evitar seguir cayendo cada vez más bajo en esas tendencias. 

¿Cómo ocurre que una persona llegue a tener una mente así? Cuando no toma en cuenta a Dios. Entonces, ¿dónde debemos emplear nuestro tiempo y nuestras energías? En estar conectados con Dios para que nos mantenga alejados de esta posibilidad. Muchas personas piensan que deben luchar para dejar de mentir, de ser orgullosas o envidiosas, pero ese no es el verdadero problema, sino apenas los resultados del problema. El problema real es no tomar en cuenta a Dios: vivir como si Dios no existiera, tomar decisiones sin consultar si están de acuerdo con su voluntad, actuar como si nunca tuviéramos que rendirle cuentas. 

Satanás va a luchar para que vivas una vida independiente de Dios. No se lo permitas. Conságrate al Señor cada mañana, pon esto en la lista de cosas para hacer cada día, apenas inicies tu día. Porque si el enemigo logra desconectarte, será fácil corromper tu mente y luego todo caerá por su propio peso: comenzarán a aparecer en tu vida las cosas horribles que son propias de los que no toman en cuenta a Dios.

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