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DE TAL MANERA AMA DIOS

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“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).

El tema central de la Biblia es el maravilloso amor de Dios, que lo impulsó a obrar la salvación a favor de los seres humanos indignos. Ese amor lo mueve a salir a la búsqueda de alguien a quien favorecer. Él actúa así porque esa es su voluntad; Dios está decidido a salvarnos y nadie impedirá que obre en consecuencia. 

 

La decisión del Padre es movida por su gran amor, que lo llevó a dar a Jesús, su Hijo, en la cruz del Calvario como regalo a la humanidad. Y junto con la entrega nos dio la promesa: todo aquel que acepte el sacrificio de Cristo y se acoja con fe a lo que ese sacrificio brinda, tendrá vida eterna. Eso es lo que se llama gracia: el acto divino que favorece ilimitadamente a personas a quienes ni siquiera les pregunta el nombre, ni lo que han hecho o de dónde vienen; simplemente se les pregunta si aceptan a Jesús y lo que él hizo en la Cruz. Una vez comprobado esto, sin merecerlo, esas personas tienen acceso a las riquezas de Dios en Cristo. Demasiado bueno, ¿verdad? Pero cuando las cosas se hacen así, por puro amor y de buena voluntad, nada ni nadie las detiene. Tu incredulidad no detiene a Dios. Te puede paralizar a ti, pero Dios seguirá adelante tratando de favorecerte, porque es por su amor, única y exclusivamente. 

 

Uno de los aspectos más escandalosos de la gracia es el hecho de que Dios es quien sale a buscarnos. Muchas veces hemos escuchado la idea de que debemos buscar a Dios, pero en realidad, bajo el dominio del pecado, al ser humano se le hace imposible buscar a Dios. Nuestra carne no quiere ni puede. A lo sumo podemos dejarnos encontrar por Dios. Es decir, cuando él se revela a nosotros y nos ofrece su amor y su gracia, podemos (y debemos) recibirlos. Es por eso que él hace todo lo que puede por darse a conocer, y ha tomado la decisión de salir a buscarnos, porque sabe que el miedo, las dudas y la ignorancia nos mantienen alejados y perdidos. 

 

La buena noticia que trae la gracia es que Dios te está atrayendo hacia él, y no podrás evitarlo. Podrás rechazarlo, pero de todas formas Dios te seguirá buscando, saliendo a tu encuentro. Esa es su decisión y nada lo detendrá. ¿Cuál será la tuya?

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