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Lo Pasado, Pisado

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«Cada día tiene bastante con sus propios problemas» (Mat. 6:34).

Este domingo, una amiga me pidió que fuera a su casa, y la acompañé mientras hacía limpieza de armario. Interesante cómo su armario se parecía al mío: una acumulación de recuerdos de un pasado remoto que aún no ha dejado ir. «¿Qué es esto?», le pregunté al ver unos broches. «Me los regaló mi ex». Lleva años divorciada y sobra decir que no son buenos los recuerdos. Así somos las mujeres: tenemos tendencia a retener.

La psicóloga Pilar Sordo habla de tres niveles en los que las mujeres tendemos a retener.*

1) A nivel físico nosotras retenemos, por ejemplo, más líquidos que los hombres, nos cuesta más transpirar, eliminar gases e incluso, aunque quede poco fino decirlo, ir al baño. El consumo de laxantes es prácticamente exclusividad femenina.

2) A nivel de las cosas, nosotras no tiramos nada, lo guardamos todo por si acaso: restos de comida, ropa de cuando estábamos delgadas, un feo broche pasado de moda...

3) A nivel de las emociones revivimos una y otra vez en nuestra mente el dolor, la tristeza, la angustia, la ira o el desánimo que las malas experiencias nos hicieron sentir. ¿O acaso no nos acordamos de todo lo que nos han hecho? No dejamos de recordarlo, y recordar es volver a vivir, o sea, volver a experimentar. Aunque sea solo a nivel mental, para el cuerpo es un dolor muy real.

Retener es una trampa que nos tendemos a nosotras mismas, pues nos va dificultando perdonar, superar, avanzar, progresar... en definitiva, nos va restando libertad. Pero no son los sucesos externos los que nos roban esa libertad, es nuestra manera de retenerlos, de aferrarnos a ellos en el presente, de empeñarnos en no dejarlos en el pasado. Y eso, nos hace mal.

Retener nos hace mal: retener líquidos que el organismo está diseñado para que se expulsen; retener objetos que nos sitúan en contextos que ya no son el actual; retener emociones negativas sin capacidad de perdonar... El gran aprendizaje que tenemos que hacer las mujeres a lo largo de la vida es aprender a soltar. Aprender a dejar ir todo aquello que nos hace mal.

Lo único que tenemos es el presente. Vivámoslo sin lastre y confiando en Dios, que es a quien realmente necesitamos.

«Es de lógica aprender a dejar de hacer lo que nos hace mal para aprender a hacer lo que nos hace bien». Pilar Sordo

* En su charla de YouTube titulada ¿Qué vemos las mujeres frente al espejo?

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