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Cientos De Otras Razones

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«Porque para mí, seguir viviendo es Cristo» (Fil. 1: 21).

El pastor Craig Groeschel se reunió con un joven profundamente deprimido, que todo el tiempo pensaba en quitarse la vida. «No soy bueno en nada. Nadie me quiere. Nunca me casaré», eran las frases que salían de su boca.

-Dame cien razones que tienes para vivir -le pidió Groeschel.

El joven se quedó mirándolo, sin reaccionar, mientras el pastor escribía en un papel los números del uno al cien.

-¿La primera razón?

-No tengo ninguna razón para vivir.

-Entonces, dime algo que se te dé bien -cambió de pregunta el pastor.

-Escribir.

-Ahí lo tienes lo reafirmó Groeschel-. Dame la número dos.

-Ya se lo dije...

-La número dos -interrumpió Groeschel.

-La gente dice que soy muy gracioso.

-¿Número tres?

-Me parezco mucho a Robert Redford.

-Mmmmm, pues sí que eres muy gracioso. ¿Número cuatro?

Esbozando una sonrisa, el joven estaba ya comprometido con el ejercicio. El pastor iba escribiendo al lado de los números, hasta que llegaron al cien. Como el joven iba a mudarse a otra ciudad, Groeschel le recomendó consejería cristiana, le hizo entrega de la lista de «cien razones para vivir», y separaron sus caminos. Doce años después, tras una predicación, un hombre se acercó al pastor, le presentó a su esposa y a su hijo, y le entregó un papel arrugado. «Ya no lo necesito. Dios ha escrito en mi corazón cientos de otras razones», le dijo.*

No sé cuál es tu estado de ánimo esta mañana; tal vez tus pensamientos no colaboran contigo en el camino de la vida y estás en guerra contigo misma, porque nos convertimos en aquello que pensamos. Virginia Wolf escribió que «no se puede encontrar la paz evitando la vida»; por eso, escoge la vida como camino hacia tu paz mental y espiritual. La Biblia te regala una promesa: «Dios te dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará tu corazón y tus pensamientos por medio de Cristo Jesús» (Fil. 4: 7). Eso es lo que necesitas: darle a Dios la oportunidad de obrar en ti, ayudándote a cuidar de tus pensamientos por medio de Cristo. Ahora quizás no lo puedes visualizar, pero esa paz de Dios te alcanzará, y escribirá en tu corazón cientos de otras razones.

«Ama la vida que tienes, para poder vivir la vida que amas». Hussein Nishah.

* Craig Groeschel, Desintoxicación espiritual (Miami: Vida, 2013), pp. 71-73. 268

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