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Mi Urgencia No Es Su Urgencia

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"Tengan en cuenta el tiempo en que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora" (Rom. 13:11).

Cuando Donald Carson llegó a Chicago para enseñar Teología en una universidad evangélica, observó que había unas normas muy estrictas respecto al calendario de exámenes. Una vez se ponía una fecha, era inamovible; solo podían hacerse excepciones en caso de enfermedad del alumno o de enfermedad grave y muerte de un pariente inmediato del alumno. Todos sabían desde el principio del año escolar que no se harían concesiones por ningún otro motivo.

Ese primer curso de Carson como profesor, una pareja decidió viajar a California en la fecha de un examen, porque un pastor los había invitado a predicar. Compraron los boletos de avión sin pedir permiso previamente, creyendo que tener los tickets en mano sería un método de presión para que les permitiera hacer el examen en otra fecha. Pero no fue así. Se les denegó el permiso de examinarse otro día, y la pareja se sintió muy molesta por tener que renunciar a su viaje y perder el dinero gastado. Durante semanas, se la pasaron hablando mal del profesor y de la administración de la universidad, diciendo que la prioridad de la institución no era el ministerio.

La tarde después del examen, la pareja salió a tomar algo y, sentados a una mesa, oyeron la noticia en la televisión: un avión se había estrellado en el aeropuerto de Chicago. Todos los pasajeros habían muerto. Era el vuelo a California en el que les esperaban dos asientos.* Aquel sentido de urgencia que habían tenido por causa de sus propios intereses y su visión de qué es prioritario, resultaba ahora absurdo. Comprendieron en ese momento que la madurez cristiana es confiar plenamente en los tiempos divinos, tanto para la vida, como para la muerte.

Mentiría si te dijera que mi sentido de urgencia en la vida se basa en las prioridades correctas. Sé que, en ocasiones, no es así. Pero también sé que debo concienciarme de que este es un error que debo corregir. Porque si mi sentido de urgencia está en lo que debe estar, inmediatamente mis prioridades se alinearán en consonancia.

No quiero vivir absorta en mis intereses personales, de modo que llegue a dar toda la importancia del mundo a asuntos que no son importantes en absoluto. Porque esa urgencia egoísta acabará matándome por dentro.

"Acabaremos con las enfermedades, pero nos matarán las prisas". Gregorio Marañón

* Escándalo. La cruz y la resurrección de Jesús (Barcelona: Andamio, 2011), pp. 123-124.

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