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LAS PANTUFLAS

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Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es (Éxodo 3:5).

Visitar un nuevo hogar siempre presenta un desafío único, ya que cada familia tiene su propia cultura y hábitos. Cuando fui a visitar la casa de mi amiga Karin, tuve que acordarme de no levantarme de la mesa sin pedir permiso antes. Cuando la gente visita el hogar de mi familia, tienen que actuar como si ponerse a cantar repentinamente a todo volumen fuera socialmente aceptable. Sin embargo, cada vez que visito el hogar de alguien nuevo, lo primero que pregunto es si debo quitarme los zapatos dentro de la casa o no. Algunos padres miran mal si ven que mis zapatos sucios tocan su alfombra. Otros padres parecen molestarse si me descalzo. Y otros me ofrecen un par de medias para que no ensucie la alfombra ni tampoco muestre los dedos de mis pies. 

 

Las pantuflas intentan suplir la necesidad de calzado para los pies sin dañar los pisos de madera ni ensuciar las alfombras. Las pantuflas nunca ofenderán a un anfitrión ni a un huésped, así que se han convertido en un objeto común en muchos hogares, especialmente donde el clima es más frío. Es la primera elección de calzado cuando las costumbres de una familia tienden a no permitir el uso de calzado dentro de la casa. 

 

Encontramos un ejemplo literal de quitarse el calzado en Éxodo. Moisés vio un arbusto en llamas y la voz de Dios le habló desde el fuego. Le dijo a Moisés que se quitara las sandalias porque estaba pisando terreno santo. En esta historia, así como en muchos hogares modernos, quitarse las sandalias era una señal de respeto. Moisés tenía que darle a Dios el respeto que merecía antes de escuchar el plan de Dios para su vida. Asimismo, no podemos comprender por completo la voluntad de Dios para nosotros hasta que le ofrezcamos nuestro respeto total. 

Pero respetarlo es mucho más que quitarnos los zapatos y ponernos pantuflas. Implica pronunciar su nombre con reverencia, evitar bromas sacrílegas y participar en los servicios de adoración. Significa consultarle antes de tomar grandes decisiones. El respeto es una decisión en sí misma. 

 

Así como cambiamos los zapatos por pantuflas para mostrar respeto hacia el dueño de una casa, también deberemos cambiar nuestra actitud a medida que conozcamos más de cerca a Dios. Él te ama y quiere lo mejor para ti. Un Dios así de asombroso merece todo el respeto.

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