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Un ladrillo, una lata de pintura, un zapato, un libro de texto… todos estos objetos pueden servir como tope de puerta. Pero como esos objetos tienen otros propósitos, muchas personas eligen comprar un verdadero tope de puerta para evitar que las puertas se azoten tras las personas sin previo aviso. El tope de puerta de calce, uno de los estilos más comunes, se desliza entre la puerta y el suelo y provee suficiente resistencia para mantener la puerta abierta. Un tope de puerta así permite que las personas pasen sin tener que usar las manos; y pueden entrar con las manos cargadas en lugar de apoyar la carga en el suelo para abrir la puerta.
Entendemos el concepto de llevar cargas a través de una puerta y luego dejarlas; pero a veces nos cuesta la idea de llevar las cargas nosotros mismos hasta llegar a Jesús. Queremos deshacernos primero de las tentaciones y de las luchas. Queremos dejar las cargas y luego entrar por la puerta de la salvación. Pero la puerta de Jesús permanece abierta. No tenemos que dejar las cargas por nosotros solos.
Podemos llevar cada herida y cada prueba a través de esa puerta. Jesús nos salvará y luego nos quitará cada carga que llevamos.
Un tope de puerta literal no puede mantener abierta la puerta del cielo, pero Jesús la sostiene abierta para nosotros cada día. No necesitamos ser perfectos, y no necesitamos hacer nada para abrirla. Solo tenemos que aceptar a Jesús y entrar por la puerta.