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UNA PIEDRA DE RECUERDO

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Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre (Malaquías 3:16).

Cada verano, mis abuelos viajan en coche hasta Nueva Inglaterra para visitar a sus familiares en Maine. Solía viajar con ellos, pero ahora que vivo en Maine, no tiene mucho sentido. En cambio, los acompaño a las atracciones turísticas cuando llegan. Los abuelos siempre visitan una tienda de recuerdos y un restaurante con especialidad en la preparación de langosta que se llama “Two Lights”. Esta tradición me da mucha gracia, porque mis abuelos nunca han visitado el parque estatal “Two Lights”, y no comen langosta. De cualquier forma, pedimos papas fritas y visitamos la tienda de recuerdos, donde se ha vuelto una tradición comprar uno de los recuerdos. 

 

Justo afuera del negocio hay una fuente llena de piedras. Si arrojas una moneda a la fuente, puedes llevarte una piedrecita con la inscripción “Two Lights” escrita con un marcador indeleble negro. A mi mamá le encantan estas piedras y compra al menos tres cada vez que vamos. Desafortunadamente, un verano mi mamá no pudo realizar el viaje a Maine, así que le pidió a su hermano Doug que le comprara una piedrita. Cuando él regresó de Maine, fuimos a su casa para que mamá pudiera recibir la piedra. Para nuestra sorpresa, el tío Doug tenía cinco piedritas ¡con la inscripción “Two Lights” en todos los colores del arcoíris! Mamá estaba contentísima de recibir esos recuerdos tan especiales. Tiempo después, mi primo reveló que el tío se había olvidado de la piedra en Maine, ¡y había decorado piedras del patio de su casa! De todos modos, mamá guarda esas piedras sobre un estante en la cocina. 

 

¿Por qué las personas compran piedras comunes en atracciones turísticas? Porque quieren algo que les haga recordar ese lugar. Cuando mamá mira la piedra falsa de “Two Lights”, recuerda la costa rocosa, las olas, las papas fritas y el atardecer de Nueva Inglaterra. Cuando mira la piedra, recuerda cuánta ama y extraña Maine y cómo su hermano le dio un regalo especial. 

 

Dios no ha de tener una piedra de recuerdo con la inscripción “Tierra” con marcador indeleble, pero sí tiene un libro de memoria, y allí ha escrito nuestros nombres. Cuando Dios mira su libro con nuestros nombres inscriptos, piensa en nosotros y en cuánto nos ama. El libro simboliza el tiempo que Jesús pasó en la Tierra, el sacrificio que hizo y el maravilloso resultado: pasar la eternidad con aquellos a quienes ama.

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