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UNA PELÍCULA CON SUBTÍTULOS

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Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo (1 Corintios 12:5).

“Una imagen vale mil palabras”. Pero para alguien con aprendizaje auditivo, una palabra vale mil imágenes. Un viaje de estudios vale mil conferencias para alguien con aprendizaje kinestésico, y un libro de texto vale mil oradores para alguien con aprendizaje visual. Cada uno de nosotros tenemos un estilo de aprendizaje específico. Cuando los profesores un día organizan un juego que involucra correr, y sientan a sus alumnos a tomar notas al día siguiente, pueden parecer profesores con cambios de humor importantes; pero en realidad esos profesores están enseñando para personas con diferentes estilos de aprendizaje. 

 

Mis alumnos saben muy bien esto. Cuando vamos a tener un examen de vocabulario, hacen fila para golpear el estrado con una mano y gritar la definición correcta. A veces, simplemente permanecemos sentados, leyendo. No todos disfrutan de cada actividad, pero todos tienen la oportunidad de aprender de la forma que les es más fácil. 

 

Cuando una persona pierde uno de los sentidos, ya sea la vista, la audición u otro, dependen aún más de los sentidos que le quedan. Los sordos miran cuidadosamente las expresiones faciales y leen los labios para entender qué les dice la gente. Su aprendizaje es básicamente visual y kinestésico. Pero en las películas, los actores no siempre señalan las cosas de las que hablan, ni miran la cámara directamente al hablar. Por eso, muchas películas ofrecen subtitulado. Esos subtítulos no solo muestran las palabras para quienes les cuesta oír, sino también los efectos de sonido como “pájaros cantando”, “música dramática” o “risa de niños”. Quienes no pueden escuchar dependen de la vista y, en este caso, de los subtítulos. 

 

Pablo dice que todos tenemos distintos dones espirituales. “Porque a este es dada por el Espíritu, palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas” (1 Cor. 12:8-10). Dios nos enseña y nos usa de distintas formas. Si tienes un amigo que ha llevado a otros a la iglesia, un amigo que nunca duda del plan de Dios, y un amigo al que le encanta trabajar con niños, no te compares ni te sientas desanimado. Todos aprendemos de Dios de distintas formas, y Dios puede usarte para alcanzar a la persona correcta en el momento correcto.

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