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EL CONDUCTO DE VENTILACIÓN

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Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos (Proverbios 16:24).

De niña viví en una casa que sería el sueño de cualquier espía. Cada habitación tenía al menos tres conductos de ventilación, y las áreas comunes tenía aún más. 

Todos los conductos de ventilación se conectaban a un conducto central que llevaba el aire de habitación en habitación. Pero esos conductos llevaban más que solo aire de un lugar a otro. Podía sentarme junto al conducto en el baño del pasillo y escuchar cada conversación de la casa. No era mi intención escuchar, pero por obvias razones, a menudo me era necesario sentarme allí. El baño se convirtió en un lugar informativo. 

 

Incluso cuando no tenemos conductos de ventilación tan convenientemente ubicados, nuestras palabras viajan más lejos de lo que imaginamos. Las personas usan este concepto para advertir a otros sobre los chismes y los rumores, pero las palabras también pueden tener una influencia poderosa y positiva. Por ejemplo, cuando terminé mi primer año como profesora, les pedí a mis alumnos que completaran una evaluación sobre mí para mejorar el currículo para el año siguiente. Mis alumnos me dieron ideas excelentes y sugerencias constructivas; pero también dedicaron tiempo a escribir sobre los aspectos específicos de mis clases que habían disfrutado. 

 

Un alumno hasta me escribió una carta en el dorso del papel, contándome cuánto había disfrutado de mi enseñanza ese año. Probablemente, mis alumnos no tenían ni idea de lo difícil que me había sido salir y valerme por mí misma con solo 21 años. Dudo que se dieran cuenta de lo asustada que me sentí el primer día de clases, o de lo solitaria que me sentí planificando clases sola en mi departamento. ¡Pero las palabras de ánimo de mis alumnos me hicieron sentir que había logrado algo en ese tiempo! Me ayudaron a saber que mi esfuerzo había valido la pena. Dentro de veinte años, mucho después de que mis alumnos se hayan olvidado de mi nombre, todavía tendré guardadas esas palabras de ánimo y las seguiré releyendo cuando me sienta desanimada. Tuvieron un gran impacto en mí; seguramente, una influencia mucho mayor de la que mis alumnos imaginaron. 

 

Probablemente, conoces a alguien a quien le vendrían bien algunas palabras positivas para levantarle el ánimo. Incluso quienes parecen perfectamente felices pueden necesitar un poco de aliento, ¡y es fácil compartir palabras positivas! Recuerda que unas pocas palabras pueden llegar muy lejos.

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