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UNA TACHUELA

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Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades! (2 Corintios 4:17, NTV).

Olivia, por favor, distribuye estos carteles en todo el campus. Gracias. Mary Anne. 

 

Leí la nota y sonreí. Otra vez había llegado el día de mi trabajo preferido. Dos veces por semestre recorría el campus de la Southern Adventist University distribuyendo anuncios para los cultos de iniciación y de los fines de semana de consagración de la Facultad de Religión. Luego de tomar la lista de edificios, el montón de volantes y una caja de tachuelas, comencé el recorrido. 

 

Para el final del día, muchos tableros del campus mostraban el rostro del orador especial. Adondequiera que iba, desde el comedor hasta el dormitorio, veía los volantes que había sujetado con tachuelas. Sin embargo, dos semanas después, cuando el orador ya había compartido su sermón, los anuncios se desvanecían tan rápido como habían aparecido. 

 

Si hubiera clavado los volantes en cada puerta o hubiera pintado el rostro del orador en cada pared, dudo que el mensaje hubiera desaparecido tan rápido. Las personas generalmente usan clavos y pintura para proyectos o declaraciones más permanentes. Pero las tachuelas son temporales. Sostienen durante un tiempo y se sacan cuando ya no cumplen su propósito. 

 

Afortunadamente, en ese sentido, todos los problemas de la vida son como tachuelas. Pablo dijo en 2 Corintios 4:17 que “nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo” (NTV). Vivimos en un planeta oscuro y sucio, donde las pruebas y los dolores aparecen en cualquier momento. A veces sentimos que los problemas nunca terminarán. Pero un día, se irán tan rápido como llegaron. Quizá no entendamos el propósito de esas pruebas, pero Pablo dijo que “nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades”. Cuando lleguemos al cielo, Jesús nos mostrará cómo usó cada decepción para crear algo hermoso. Hasta entonces, confiemos en que el Sanador quitará nuestros problemas temporales y nos guiará al cielo, donde nunca más sentiremos dolor.

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