Regresar

UN MARTILLO

Play/Pause Stop
Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos (1 Corintios 14:33).

Nunca estuve en una sala del tribunal, pero he mirado la televisión, y a veces parece lo mismo. Incluso los programas divertidos e inocentes tienen escenas de juicios y tribunales. Por ejemplo, el programa The Andy Griffith Show a menudo tiene escenas en los que prisioneros furiosos cuestionan la justicia de los arrestos. Andy golpea continuamente su martillo sobre el estrado y grita “¡Orden! ¡Orden!”, hasta que cesan los gritos y la sala se calma lo suficiente como para resolver el problema. 

 

Cuando un juez o un juez de paz empieza a golpear el martillo, se restaura el orden en la sala. El martillo en sí mismo no es tranquilo y callado. Hace un sonido duro y seco, más fuerte todavía que las voces enojadas. Aun así, el resultado de ese sonido es la paz de la sala. 

 

Los martillos provocan paz en las salas de la corte, pero su influencia no pasa de esas cuatro paredes. Para traer paz a un mundo caótico, necesitamos algo mucho más grande. Pablo escribió que Dios es el Autor de la paz (1 Cor. 14:33). Jesús demostró esto estando en un bote con sus discípulos. “Y se levantó una gran tormenta, que echaba las olas en la barca, tanto que se anegaba. Pero Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal. Lo despertaron y le dijeron: ‘¡Maestro! ¿No tienes cuidado que perecemos?’ Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: ‘¡Calla! ¡Enmudece!’ Y el viento cesó, y vino una gran calma” (Mar. 4:37-39). 

 

Jesús no siempre se comportó de manera sumisa. Dio vuelta las mesas de los cambistas y reprendió a los líderes de la iglesia. Pero, aunque no siempre permaneció en silencio, calmó el viento y las olas. Toda la naturaleza obedece sus órdenes. Recuerda que él puede traer orden y paz a la tormenta en tu vida hoy.

Matutina para Android