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LA BANDEJA PLEGABLE DE AVIÓN

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Tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar (Eclesiastés 3:6).

Siéntese a gusto y disfrute del vuelo… El piloto apagó la señal de cinturón de seguridad… Está permitido moverse por la cabina… Por favor, apague todos los equipos electrónicos… Está prohibido fumar en los cuartos de baño… Por favor, ponga el respaldo y la bandeja en posición recta… Mantenga puesto el cinturón de seguridad hasta que la nave se haya detenido por completo… 

 

Los viajes aéreos me ponen nerviosa, pero no porque tema un accidente o caer desde el cielo. Me preocupa olvidar las reglas e instrucciones del vuelo y que la aeromoza me niegue la comida por mi incompetencia. Uno no puede simplemente “pasearse por la cabina” antes de que el piloto haya apagado la señal de mantener el cinturón de seguridad puesto; ni puede “utilizar un aparato electrónico” durante el despegue. Incluso la bandeja plegable ubicada detrás de cada respaldo tienen momentos designados de uso. Las personas pueden apoyar allí sus bebidas o apoyarse en ellas con los codos, pero solo cuando el avión haya llegado a la altitud necesaria y antes de que comience el descenso. En los demás momentos, la bandeja debe permanecer guardada. 

 

Hay un momento para usar la bandeja y un momento para plegarla. Muchos otros aspectos de la vida funcionan así. David dejó un ejemplo asombroso de este concepto cuando el profeta Samuel lo ungió para que fuera el futuro rey de Israel. En ese momento, Saúl gobernaba el país, pero se había alejado de Dios y lo atormentaban espíritus malos. Saúl intentó muchas veces matar al jovencito David, y cruzaron camino varias veces. Una noche, David, que huía por su vida, encontró a Saúl dormido en una cueva, sin protección alguna. Hubiera sido muy fácil para él matar a Saúl ahí mismo y reclamar el trono que Dios le había prometido. Pero David esperó al plan de Dios. Dios quería que David gobernara el reino de Israel, pero todavía no era el momento. Todo tiene su tiempo. 

 

Algunos quieren una novia ahora, o una cuenta bancaria abultada ahora, o libertad ahora, y puede ser que ese no sea el plan de Dios para ellos. A veces Dios nos pide que esperemos. Si te encuentras forzando tu vida y tus relaciones para obtener ahora lo que Dios ha planeado para después, piensa en David y en las bandejas plegables de los aviones. Hay un tiempo para todo.

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