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LA COSTURA DE UNA PELOTA DE BÉISBOL

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Porque separados de mí, nada pueden hacer (Juan 15:5).

La mirada fija. El sudor. La preparación. La pelota de béisbol se convierte en un rayo indefinible en su trayecto hasta el guante del receptor, donde el impacto repentino la vuelve a transformar en una masa esférica de cuero, corcho y costuras. 

 

Los oficiales de la liga de béisbol regulan el peso, el tamaño y hasta la cantidad de puntadas que puede tener la costura de una pelota de béisbol. Por ejemplo, cada pelota debe tener exactamente 108 puntos en la costura. Este número puede parecer ser calculado al azar, pero para muchos, el número 108 tiene un significado importante. 

 

Los hindúes y los budistas respetan el número 108 como sagrado; tienen 108 nombres para sus dioses e incluyen 108 cuentas en los brazaletes de oración. Los matemáticos se asombran de la gran cantidad de divisores que tiene este número. Instructores de yoga, astrónomos y literatos llenan de elogios al número 108 por sus cualidades; ¡y algunos hasta dicen que representa la realidad máxima del universo! Como dígitos únicos, el 1 representa una cosa; el 0 no representa nada; y el 8, de costado, se ve como el símbolo del infinito, y representa el todo. 

 

Pero si queremos encontrar la realidad del universo en el número 108, debemos relacionarlo con los principios bíblicos. El número 1 representa a nuestro Dios único. “Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos” (2 Sam. 7:22). El cero representa nuestro valor sin él. Jesús dijo: “Porque separados de mí, nada pueden hacer” (Juan 15:5). Y el 8, el símbolo del infinito, representa todo lo que podemos llegar a ser cuando nuestra nada se une al Dios único y verdadero. Pablo dijo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). El número 108 puede representar más para los cristianos que para los científicos, los filósofos de la Nueva Era o los matemáticos, porque nos recuerda el poder infinito de Dios. 

 

“¡Strike dos!”, ruge el árbitro cuando el receptor levanta la pelota de béisbol de su guante. La sostiene sin pensar mucho y se la arroja de nuevo al lanzador. Dudo que el receptor o el lanzador hayan contado las puntadas de la costura de una pelota de béisbol, y mucho menos que hayan meditado sobre el número; pero la próxima vez que veas el típico patrón blanco y rojo, recuerda los 108 puntos de la costura y el maravilloso evangelio: el Dios único, poderoso, ofrece a los humanos indefensos su poder y amor infinitos.

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