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UNA SEÑAL DE SENTIDO ÚNICO

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Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo (Romanos 10:9).

Acerqué la camioneta unos centímetros más a la calle, con el paquete de comida que acababa de comprar todavía sobre mi regazo. Pasaban vehículos en ambas direcciones a alta velocidad. Esos conductores egoístas no me dejaban salir del estacionamiento. Intenté adelantarme un poquito más cuando pasó una camioneta; el conductor me hizo señas y me gritó. Parecía señalar algo, pero yo no lo entendía. Entonces, vi la señal: “Entrada solamente–Sentido único”. 

 

Cuando nos encontramos en la dirección equivocada en una calle o un estacionamiento de sentido único, probablemente nos sentimos avergonzados, pero peor aún, estamos en peligro. Por eso, debemos asegurarnos de obedecer las señales de tránsito y escoger un camino que nos lleve adonde tenemos que ir. 

 

De manera similar, aunque con más importancia, hay un solo camino a la salvación. Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Si intentamos llegar al cielo portándonos bien y haciendo lo que nos dicen, nunca llegaremos a destino. Afortunadamente, el camino está claramente marcado: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Rom. 10:9). ¡Buenas noticias! El camino a la salvación es así de simple. No necesitamos trabajar por ello o esforzarnos un montón. Solo tenemos que esforzarnos por mantenernos cerca de Jesús, el Único Camino a la vida eterna.

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