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LOS ANTEOJOS PARA LA LECTURA

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Así, todo lo que quieran que los hombres les hagan, háganlo también ustedes a ellos. Esta es la ley y los profetas (Mateo 7:12).

Cada vez que voy a la casa de los abuelos, veo pares de anteojos sobre la mesa del comedor, la mesa de la cocina, la mesita del centro o el mostrador del baño. Los anteojos aparecen por todas partes porque ni mi abuelita ni mi abuelito usan lentes para las actividades cotidianas. Pueden ver suficientemente bien para cortar el heno de los campos, conducir un carrito de golf, alimentar a los animales de la granja y sembrar flores. Usan anteojos para la lectura solo porque les cuesta leer lo que está cerca, frente a sus ojos. 

 

A nosotros también nos cuesta ver lo que está justo frente a nosotros. Podemos hacer viajes misioneros a África, visitar hogares de ancianos en otra ciudad y recaudar fondos para ayudar después de un desastre natural, pero, ¿y la gente que está más cerca, en nuestra casa o en nuestra escuela? Dios quiere que miremos bien a esas personas que a menudo no tomamos en cuenta, y que las tratemos bien, como querríamos que nos traten a nosotros. 

 

Alcanzar a nuestra familia y a los compañeros de clases puede no verse tan emocionante como la misión global, pero la bondad comienza en casa. Aprovecha hoy la oportunidad de ponerte los anteojos de lectura y mirar bien a las personas que están más cerca de ti.

 

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