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LA LICUADORA

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Porque, pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio (Hechos 17:23).

“Alcance la figura perfecta para el verano en solo tres semanas”. “¿Lista para la playa? ¡Prueba nuestro nuevo plan de ejercicios!” 

 

Cada año, cuando se acerca el verano, comienzan a circular un sinfín de planes de ejercicios y dietas, para las personas que intentan desesperadamente que les vuelvan a quedar bien los trajes de baño del año anterior. El verano pasado me uní al movimiento y compré una pequeña licuadora para hacer batidos y, ojalá, evitar tomar helado a toda hora, día y noche. 

 

Rápidamente, me di cuenta de que las licuadoras no funcionan tan bien como yo esperaba. Como mi licuadora tenía una cuchilla pequeña en el fondo, no licuaba la fruta congelada con tanta eficiencia como yo quería. Tenía que comenzar los batidos poniendo algo suave en la licuadora, como yogur, bananas o manzana fresca. 

Entonces, cuando la máquina había licuado bien esos primeros ingredientes, podía agregar algunos arándanos congelados. Luego de eso, podía agregar algunas frambuesas congeladas. Solo después de que todo esto estuviera bien licuado podía agregar fresas o rodajas de durazno congeladas. La licuadora tenía que licuar primero los ingredientes blandos, antes de poder abordar las frutas más sólidas y grandes. Desafortunadamente, demasiado a menudo, me olvidaba de seguir este orden, y la licuadora se quemó y dejó de funcionar del todo. 

 

Como cristianos, debemos tratar a los posibles conversos como licuadoras. En lugar de confrontarlos inmediatamente con doctrinas complicadas como la marca de la bestia, podemos encontrarnos con ellos donde están y compartir las verdades menos difíciles que realmente necesitan escuchar. 

 

Durante su ministerio, Pablo se encontraba con las personas donde estaban, y progresaba desde allí. Por ejemplo, cuando vio un altar “al Dios desconocido”, supo que las personas del lugar tenían inseguridades sobre la existencia de otro Dios. En lugar de amonestar a las personas por su religión politeísta, Pablo primero satisfizo su búsqueda del Dios desconocido y les presentó a Jesucristo. 

Cuando testificamos a otros, deberíamos empezar siempre con Jesús y su amor. Lo demás llegará a su tiempo.

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