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Mi camioneta tiene seis estaciones radiales preestablecidas, y a veces puedo pasar por las seis en los trece minutos que tardo en llegar de mi casa a la escuela.
Si los comerciales interrumpen la estación preestablecida, cambio de estación con solo presionar un botón. Y si no me gusta la canción que se escucha en esa estación, fácilmente paso a la siguiente. Pero hace algunos años, la gente no podía presionar botones para cambiar la estación de la radio. Tenían un sintonizador que tenían que girar hasta que escuchaban algo que les gustaba. La radio sonaba con mucha estática, y las personas tenían que girar el sintonizador lentamente, escuchar con atención para oír la estación que querían y detener el sintonizador en el lugar adecuado. Ya sea con un sintonizador o con un botón, las personas pueden escuchar la estación de radio que quieran.
Así como la radio, el mundo nos arroja un montón de distracciones ruidosas, llenas de estática. Por eso debemos sintonizar la voz de Dios cada mañana. Por medio de la oración y el estudio de la Biblia aprendemos a escuchar que nos habla a nosotros. Aunque no siempre podemos escuchar una voz audible como un trueno, Dios nos habla por medio de la conciencia y de impresiones especiales. Tenemos que reconocer cuando esto sucede, para seguir su dirección. Dios quiere comunicarse con nosotros. Comencemos cada mañana sintonizando a Dios para escuchar su voz a lo largo de todo el día.