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LAS GAFAS DE NATACIÓN

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Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley (Salmo 119:18).

Dustin me alcanzó las gafas (antiparras) y sonrió. Había esperado meses para traerme al parque temático Discovery Cove, y no podía esperar para mostrarme las criaturas acuáticas debajo de la superficie del agua. Yo también le sonreí, aunque fue un poco difícil con el tubo de buceo (esnórquel) en la boca; y nos sumergimos en la piscina gigante. Al instante noté los colores brillantes que me rodeaban. Además de los trajes de baño de otros nadadores, los peces de agua dulce nadaban por todas partes, girando y zigzagueando entre los corales. ¡Nunca había visto peces como esos! 

 

Sin las gafas, solo puedo abrir los ojos debajo del agua durante unos pocos segundos. Cuando intento ver, mis ojos se achinan y solo atisbo lo que hay a mi alrededor. ¡Pero con las gafas sentía que estaba nadando por un cine IMAX porque las imágenes se veían tan claras y brillantes! 

 

Cuando miramos la ley de Dios, necesitamos hacer más que darle un vistazo rápido. Al principio solo vemos una colección de reglas; pero si permitimos que Dios nos abra los ojos para estudiar su ley con detenimiento, veremos que las reglas tienen sentido. Dios las creó para darnos la vida más feliz posible. La próxima vez que leas una lista de reglas en la Biblia, pídele a Dios que abra tus ojos para ver las maravillas de su ley. Él puede mostrarte cosas que nunca has visto antes.

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