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UN PALO DE HOCKEY

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Más evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad (2 Timoteo 2:16).

Cuando entré a tercer grado, el hockey de pronto se convirtió en un deporte popular. De hecho, la gente comenzaba a hablar de palos de hockey en medio de conversaciones aleatorias. Al final me di cuenta de que algunos chicos dicen “palo de hockey” en lugar de la letra “L”, para deletrear groserías sin meterse en problemas. 

 

El uso más popular de esta táctica era cuando alguien deletreaba D-I-A-B-palo de hockey-O, en lugar de simplemente decir “diablo”. Lo que estos chicos no entienden es que la actitud y el propósito detrás de las palabras es mucho más importante que los sonidos que salen de la boca. Decir “Qué M-A-palo de hockey-O” es tan básico como decir: “Qué malo”; y “Vete al D-I-A-B-palo de hockey-O” significa lo mismo que desear que una persona esté separada de Jesús para siempre. 

 

En lugar de simplemente sustituir las eles por palos de hockey, deberíamos transformar por completo nuestras palabras para mostrar el amor de Dios a la gente. 

Como escribió Pablo: “Evita profanas y vanas palabrerías” (2 Tim. 2:16). Cada palabra que decimos tiene el poder de construir a alguien o derribarlo. Tengamos una actitud “A-M-A-B-palo de hockey-E” con cada palabra que digamos hoy.

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