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La pesca ha perdido gran parte de su popularidad en los últimos años, pero algunas personas todavía disfrutan de tomar una caña y un anzuelo, y encaminarse hacia el agua. Muchas de ellas usan boyas de pesca para atrapar tantos peces como se pueda. Las boyas de pesca, que van en la línea, permiten que la carnada caiga a la distancia adecuada de la superficie del agua para estar suspendida al nivel de alimentación de los peces. Así, los peces no necesitan buscar comida en el fondo del estanque. La boya mantiene el gusano en su nivel hasta que muere.
Jesús se mantuvo a nuestro nivel cuando estuvo en la Tierra. Comió con los pecadores y con los cobradores de impuestos, y viajó constantemente, sin tener un hogar propio. La gente no tenía que buscar y buscar para encontrarlo; él se acercaba a sus pueblos y alcanzaba a tantos como podía. Ministró a los indignos, incluso cuando estaba por morir.
Si Jesús, el Hijo de Dios, pudo humillarse a tal extremo, nosotros podemos seguir su ejemplo y hacer lo mismo. Cuando nos encontramos con los demás donde están, podemos obedecer las palabras de Jesús: “Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres” (Mat. 4:19).