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UN ASTERISCO

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Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman (1 Corintios 2:9).

No puedo lidiar con un asterisco no correspondido. Si me cruzo con un asterisco en cualquier momento, inmediatamente busco su compañero para entender la razón de su existencia. No importa si lo veo en una caja de cereal, en una publicidad de una revista o en un recibo de compras, un asterisco me alerta de que hay más información, y eso espero encontrar. 

 

En su código de publicidad, el Better Business Bureau define claramente el propósito y las limitaciones de un asterisco. Un asterisco puede agregar información sobre una palabra, pero no debe contradecir el significado de las palabras que ya están presentes. Los asteriscos deben agregar significado al texto que los rodea en lugar de quitarlo. 

 

Un asterisco recurrente sobrevuela cada momento de nuestra vida. Dios nos prometió un futuro en el que “enjugará Dios toda lágrima de los ojos… y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apoc. 21:4). Nos cuesta imaginarnos la vida que Dios nos ha preparado, pero tenemos una bendita esperanza, y esa esperanza le agrega significado a los momentos que enfrentamos hoy, que serían devastadores sin ella. 

 

Muchos hemos perdidos seres queridos a causa de enfermedades, accidentes y violencia. Los tiroteos en escuelas y los desastres naturales inundan las noticias, y nos duele el corazón cada vez que vemos tumbas nuevas. La vida en la Tierra está llena de dolor; pero no importa lo que suceda, podemos recordar que Dios tiene mejores planes para nuestro futuro, y para aquellos a quienes extrañamos. Estos momentos decepcionantes no durarán para siempre. El regreso de Jesús le agrega significado a cada dificultad o dolor que enfrentemos. Siempre hay más en la historia. Y a través de lo que ocurra, podemos aferrarnos a esa promesa.

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