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UNA CALABAZA DE HALLOWEEN

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Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido? (Rut 1:21).

Caleb, vestido como Tintin, subió al escenario de un salto y tomó un micrófono. 

–¡Hola a todos! ¿Cómo la están pasando esta noche? 

Batman, Rosie la remachadora y Dorothy vitorearon detrás de mí. 

–¿Están listos para que comience la fiesta? 

 

Más gritos. 

 

–Bueno, muchas gracias a todos por venir a nuestra fiesta de granero esta noche. La asociación estudiantil trabajó duro para que esta sea una velada divertida para todos. Si quieren ir detrás del granero, vamos a comenzar tallando calabazas durante un ratito, y de allí continuamos. 

 

Mis alumnos inundaban el granero con todo tipo de disfraces. “El gato en el sombrero” tomó una calabaza y comenzó a cortarle la parte superior con mucho cuidado. Un “doctor” aconsejaba mientras un “ninja” dibujaba el diseño del grupo en una calabaza. Cuando cada grupo de alumnos había vaciado bien y tallado sus calabazas, Allison fue corriendo de grupo en grupo, poniendo velas a pila dentro de cada calabaza. Luego, las llevó al granero, donde daban un suave resplandor de luz y creaban el ambiente perfecto. 

 

En el libro de Rut, Noemí se sintió como una calabaza vacía. Luego de dejar su hogar en Israel, su esposo había muerto, y luego sus dos hijos, dejándola dolida y vacía por dentro. Le dijo a sus amigas: “Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías” (Rut 1:21). No podía entender por qué sus amados ya no estaban. 

 

Pero después de la muerte de sus familiares, Noemí regresó a su casa con Rut, la viuda de su hijo. Animó a Rut a iniciar una relación con un hombre llamado Booz y, cuando ellos se casaron, Rut y Booz tuvieron a un hijo llamado Obed, un ancestro de Jesús mismo. Dios pudo tomar el vacío de Noemí y usarlo para iluminar al mundo entero con su Hijo. Si te sientes quebrantado y vacío, ten la seguridad de que Dios todavía puede usarte. Como una calabaza de Halloween, puedes llevar luz a quienes te rodean y, con la luz de Dios en tu interior, nunca más estarás vacío.

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