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LA CERA DE LAS VELAS

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Y se derretirán los montes debajo de él, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio (Miqueas 1:4).

Cuando comencé a investigar lugares para nuestra boda y recepción de bodas en la zona de Maryland, descubrí que esas instalaciones tienen una cantidad asombrosa de reglas y restricciones para los futuros novios que quieren usar el lugar. 

Por ejemplo, muchos lugares no permiten usar confeti (papel picado) al aire libre, ni usar burbujas de jabón en el interior del edificio. Algunos solicitan ver y aprobar los atuendos de todo el cortejo antes de permitir que la boda se desarrolle en sus instalaciones. Un lugar requería conocer la selección musical de antemano, por si la consideraban inapropiada; y otro advertía que solo podían contratar proveedores de catering (comida) pre aprobadas. 

 

Pero una regla que tiene mucho sentido es la regla de “ninguna vela sin portavela”. En el lugar donde realizamos la recepción, tuve que asegurarme de que cada vela tuviera un portavelas debajo donde pudiera caer la cera. De lo contrario, la cera se derrite, gotea y se endurece sobre las mesas, las chimeneas y la alfombra. El lugar terminaría hecho un desastre. 

 

En un día cercano, los montes se derretirán y los valles se hendirán como la cera de las velas de mi recepción (Miq. 1:4). Pero a diferencia de mis velas, los montes y los valles no tendrán nada debajo que los recoja. Se derretirán para siempre. 

Junto con la topografía de la Tierra, nuestro dolor, nuestra tristeza y nuestro estrés se irá. Las lágrimas se derretirán. Los miedos se desintegrarán. Cuando venga Jesús, nada de este mundo lleno de pecado nos molestará nunca más. ¡Cuánto anhelo ese día!

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