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UNA SILLA DE JARDÍN

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Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso (Éxodo 33:14).

En 2012 me mudé a mi propio domicilio por primera vez, y muchos aspectos de la vida “adulta” me sorprendieron. No me había dado cuenta de lo rápido que se echa a perder la comida en la refrigeradora (heladera); no había pensado en cómo organizar las cuentas a pagar; y no sabía lo difícil que es encontrar un médico en una nueva ciudad. Durante este tiempo, también descubrí que no podía sobrevivir solo con algunos muebles. Quería ahorrar dinero, pero después de nueve meses salí a comprar una sartén y una licuadora. Antes del final del año probablemente me compre un juego de cubiertos que no se rompan cuando los uso. Pero por ahora, mi principal preocupación es conseguir una silla de jardín. 

 

De niña nunca me di cuenta cuánto usamos las sillas de jardín durante todo el año. Se espera que cada persona lleve su propia silla para las reuniones familiares, los paseos con la iglesia y las fiestas de personal; quedarte de pie mientras todos están sentados muy cómodos termina siendo cansador. Pronto me compraré mi propia silla, y entonces podré relajarme en las reuniones al aire libre a las que asista. 

 

Las sillas de jardín nos permiten sentarnos y relajarnos sin importar dónde estemos. Así también Dios prometió que su presencia irá con nosotros y nos dará descanso. Ya sea en el estrés del aula o en el drama de la cafetería, Dios puede darnos paz mental. Pidámosle que su presencia esté con nosotros hoy para disfrutar del descanso que promete.

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